No acaba ahí la suerte del rape…
Inexplicablemente ha quedado en el plato un trocito de la parte fina de la cola…
“¡Yo he llegado a querer a ese rape!”
He limpiado sus restos con sumo cuidado, los he envuelto en film y lo he congelado por unos minutos ( no, no séas cínico, ya sé que no lo reviviré, años adelante…), lo he congelado para poder cortarlo con mayor facilidad. Lo he regado con aceite de oliva virgen extra, ecológico, de primera presión en frio…sin miedo, bastante aceite. Lo he salpicado de sal gorda y lo he espolvoreado con un pimentón de la vera, picante…sencillamente exquisito.
Obviamente esto se ha merecido un vino, un Viña Laujar, fresquito, un tomate picado y un buen trozo de pan casero, para mojar.
Inexplicablemente ha quedado en el plato un trocito de la parte fina de la cola…
“¡Yo he llegado a querer a ese rape!”
He limpiado sus restos con sumo cuidado, los he envuelto en film y lo he congelado por unos minutos ( no, no séas cínico, ya sé que no lo reviviré, años adelante…), lo he congelado para poder cortarlo con mayor facilidad. Lo he regado con aceite de oliva virgen extra, ecológico, de primera presión en frio…sin miedo, bastante aceite. Lo he salpicado de sal gorda y lo he espolvoreado con un pimentón de la vera, picante…sencillamente exquisito.
Obviamente esto se ha merecido un vino, un Viña Laujar, fresquito, un tomate picado y un buen trozo de pan casero, para mojar.
“Memorable”
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