Trato de despertar, de librarme de este sopor que me mantiene en un estado de tonos grises. En una actitud inclinada hacia el suelo. En esta ausencia de brillo en los ojos, de lustre en el alma…de calor interior.
Salgo de la ducha que me he impuesto. Es necesario limpiar. Me seco la melena al sol, sacudiendo la cabeza en un intento de dejar escapar lo que no quiero conservar. Me cargo. Me impongo un cambio de visión. Y observo…
Se de un lugar…
Consiste en una mezcolanza de sensaciones. A menudo creo estar en el norte, por la humedad, por el musgo, por la abundancia de vegetación…de verde. Descubro entonces frutales tropicales. Árboles propios de climas cálidos, nada que ver con el frío norte. Aguacates grasos y nutritivos, chirimoyos dulces y jugosos, nísperos aún sin frutos y sin embargo llenos de vida. A la vez las calabazas florecen, parece imposible, exhibiendo un colorido primaveral. Por otro lado las matas de habas lucen sus esbeltos tallos adolescentes, llenos de vida, frágiles y sin embargo fuertes, bellos, jugosos, moteados de flores blancas. Los limones parecen rendidos, cargados de amarillos frutos, repletos de ellos tanto colgados de sus ramas como en la alfombra, a sus pies. Rendidos pero orgullosos de estarlo…
Los pájaros anuncian la primavera a voz en grito, huele a tierra mojada, a flores, a yerba…la luz parece durar más que ayer, el sol no quiere marcharse hoy…
Se de un lugar. En realidad hay muchos de ellos. Solo es necesario tener la fuerza suficiente para pararse y, de verdad, observar. Oler. Respirar. Dejarse inundar por todo lo limpio que rodea nuestra, a menudo, manchada cotidianeidad…
Se de un lugar. Espero vestirme con el más a menudo…
Comentarios
La primavera que siempre siempre esta a tu vera, sólo hay que mirar....sin gafas de sol!!!.
Buenos días Granada!!!